31.10.12

El universo creativo del escritor Lander Garro


Lander Garro es escritor y fotógrafo. Nacido en Orereta, Guipuzkoa, en 1975, publicó en 2004 las novelas Orain galdera berriak ditut y Lehen aldia, en la editorial Txalaparta. En 2006 el ensayo Ez merkeenak! Bai onenak!, la novela Kontrarioak en 2010 con la editorial Susa, y ha traducido al euskera la novela de Albert Sánchez Piñol La pell freda, publicada en Txalaparta como Larrua hotz

¿Escribes siempre en el mismo lugar?
No, escribo en cualquier lado. Pero tengo un lugar de trabajo, un estudio, en el que trabajo la mayor parte de las veces.

¿Cómo es? ¿Me lo podrías describir? 
Es una estancia blanca, grande, con las paredes llenas de estanterías. Como en mi casa no somos de coleccionar chismes, en ellas solo hay libros y alguna foto suelta puesta con poca gracia. En la mitad hay una mesa grande, que normalmente suele estar llena de papeles, libros, carpetas y demás cosas que se van acumulando. A un lado tengo dos butacas y una mesa pequeña, un espacio para leer, pero no lo uso mucho porque tengo costumbre de leer en la cama. Al
otro lado tengo una puerta que da a un jardín, que cuando hace buen tiempo suele estar abierta, y de la que continuamente llegan los cantos de los pájaros y el ruido de las hojas. Tengo alguna foto colgada en la pared (una de una ballena que tomé en Argentina), flores y plantas, discos, y un toca-discos que me regaló mi hermano mayor, que es un melómano incurable. Detrás mío, si alargo el brazo, toco mi bicicleta, que es la que más me ayuda en épocas de angustia.

¿Escuchas música mientras escribes? 
Me gusta escuchar música para todo, y para escribir también. Hay cantidad de música que te podría nombrar, pero por no aburrir y no resultar pedante, te voy a decir mis tres favoritos: Eleni Kareindrou, que es una pianista griega que componía la música de los films de Theo Angelopoulos (la música de La mirada de Ulises es insuperable), Chet Baker, ese gran trompetista desdentado que era aún mejor cantante, y un grupo de Iruñea que canta en euskara que se llama Kerobia y son unos genios.  

¿Sueles llevar un horario estricto? 
Soy como los supermercados newyorquinos que no cierran nunca. Yo diría que me cuesta escribir de seis a ocho de la mañana, a partir de ahí cualquier hora es buena. Quizá el momento que más inspirado me pilla es la noche, pero no es fácil tener la energía suficiente. Además antes fumaba escribiendo, y solía pasar un rato después de cenar que me resultaba super creativo, pero después dejé de fumar, y ya no sé...

¿Utilizas cuadernos para tomar notas o lo haces todo a ordenador? 
Tengo media docena de cuadernos, porque siempre los pierdo, y si no tengo uno a mano me pongo muy ansioso. Van apareciendo y desapareciendo como los calcetines sueltos. Tienen una habilidad especial para esconderse, pero no es de extrañar, porque los llevo a todos lados. Tengo uno muy especial que compré en Girona, al que tengo cariño no sé porqué, y también tengo un boli con forma de pez que me da buen rollo. Tengo algún cuaderno grande, de esos escolares, para cuando viajo, y también tengo libretas, de esas que se cierran con una goma, que son las que llevo todo el día encima.  

Cuando estás muy metido en la escritura de un libro, ¿te cuidas a la hora de elegir
las lecturas para que no te influyan?
No, no lo hago. Casi siempre estoy leyendo cosas que tienen que ver con lo que escribo, o con lo que podríamos llamar mi universo, que es un universo incompleto y cambiante, y que va, justamente, completándose y cambiando con lo que leo. No siento que nada me contamine, cuando me vale lo utilizo, y cuando no, me vuelvo impermeable. Hace poco leí Martutene, de Ramón Saizarbitoria, y me influyó, porque él escribe frases más largas, y de pronto yo también estaba escribiendo frases más largas, pero son cosas naturales a las que no presto especial atención: si pasa, pasa.

¿Hay algo concreto que no puedas/debas hacer mientras escribes?
Me molesta mucho tener el suelo sin barrer o ropa por doblar. También me resulta imposible escribir si tengo la fregadera llena, o la cama sin hacer. Si tengo frío, no escribo.

¿Tienes lecturas de descanso? 
No distingo las dos literaturas. Siempre leo para descansar, y siempre me descansa leer.

¿Cómo es tu biblioteca personal? ¿Me la puedes describir?
Tengo los libros separados por idiomas, por editoriales y por géneros. Los libros en euskara, por ejemplo, están ordenados por editoriales, porque tengo muchos de cada. Los libros de castellano también los tengo por editoriales, pero es mas difícil, porque tengo muchos libros sueltos, de editoriales pequeñas o sudamericanas. Tengo otra estantería para los libros de francés, que es un idioma que me gusta para leer, aunque sea literatura americana. Tengo un apartado especial dedicado a la editorial Txalaparta, porque tengo casi quinientos títulos, y además tengo los libros de poesía, los libros de fotos, los comics, las biografías... En mi habitación, encima de mi cama tengo los libros pendientes. Algunos llevan seis años allí. Pobres.

¿Eres fetichista con el libro como objeto?       
No especialmente, pero me repelen los libros cuyas cubiertas son feas o malas, mal diseñadas o diseñadas con dejadez. Me gustan los libros de bolsillo de Anagrama, por ejemplo, porque los que tengo son buenos y les tengo cariño, aunque como objeto no valgan ni un real. 'La conjura de los necios', por ejemplo, que es un ejemplar corriente, es uno de los libros que más lleva conmigo, y no me separaré de él hasta que muera. Tengo otro ejemplar de el Relato de un naufrago de García Márquez de la editorial Mondadori, un libro mucho más elegante que le gané a mi hermano gemelo en una apuesta. Ese es otro de mis favoritos. Hay una editorial en euskara que en su día publicaba libros muy hermosos, la editorial Pamiela, que ilustraba las portadas con una pegatina que quedaba super coqueta, que publicó el libro Ni ez naiz hemengoa (Yo no soy de aquí), de Joseba
Sarrionandia, que es un libro que sí guardo con especial mimo.

¿Qué casa de escritor te hubiera gustado visitar o has visitado y te ha fascinado?
Hubiera visitado muy a gusto a John Fante en su habitación de Los Angeles, a Henry Miller en la suya de París, y sin moverme de París hubiera pasado por la casa de Jon Mirande, y de la de Julio Cortázar. Me hubiese gustado conocer el cuchitril de Fiodor Dostoyevski, y me hubiera gustado salir a un tugurio con él y emborracharnos juntos cada uno en su lengua. Soy bastante mitómano, por desgracia. Me gustan los escritores, y me gusta hojear las librerías ajenas. Pero con ellos (con los nombrados) es imposible, por lo que me conformaría con tomar un tecito con Joseba Sarrionandia, que es unos de los escritores más grandes que ha dado el genero humano. Una de las casas que he visto es la del escritor Elmond Rostand, el autor de Cyrano de Bergerac, que vivía en Kanbo, un pueblito
labortano, y cuya casa es un museo. También visité la casa de Victor Hugo en París, y descubrí su cama tipo sofá, ya que en aquella época dormían sentados. Ambas casas tenían suelo de roble, que crujía cuando caminabas y era imposible no oír tus propios pasos como su fueran los de ellos.

Te molesta que se doblen las páginas, que se arrugue el lomo al abrirlo
demasiado, subrayas, anotas en sus páginas…?
Antes anotaba en los márgenes, pero ahora no puedo hacerlo porque comparto los libros con mi hermano que está preso en París, en una cárcel donde no aceptan los libros con ningún tipo de anotación. Odio que se me despeguen las cubiertas o las hojas.

¿Tienes algún tesoro en tu biblioteca? Primeras o raras ediciones, dedicatorias…
Tengo un libro que se titula El último de los Savage, que me prestó Josu Uribetxeberria en la cárcel de Carabanchel, allá por 1997, que nunca se lo devolví. Es un libro importante para mí, porque yo estaba muy jodido y él me ayudó mucho. Ahora se lo puedo devolver, pero no quiero hacerlo. Tampoco creo que me lo aceptara.

¿Lees poesía? 
Tengo la curiosa manía de leer solamente poesia en euskara. En un misterio, pero lo leo todo, o casi todo. En euskara hay muy buenos poetas, mejores que los narradores, diría yo. Leo en cualquier lado, pero sobre todo en la cama y en el tren, sitio en el que me apasiona leer.

¿Sueles acudir  a bibliotecas?
Las bibliotecas me retrotraen a mi época de estudiante, época negra y difícil para mí. Me resulta casi imposible relacionar una biblioteca con un lugar de gozo. Sin embargo he estado muchas veces en Koldo Mitxelena, que está en Donostia, que es un edificio polivalente, en el que hacen exposiciones y al que me gusta ir de vez en cuando. La mayoría de las veces me dedico a hojear libros de fotografías.

¿Me podrías hacer un canon de libros?
Primavera con una esquina rota, de Mario Benedetti, Rayuela, de Julio Cortázar, El guardián entre el centeno, de Salinger, Recuerdo de la muerte, de Miguel Bonasso, Canción de amor para los hombres, de Homar Cabezas, A sangre fría, de Truman Capote, Autobiografía de mi madre, de Jamaika Kinkaid, Crimen y castigo de Dostoyevski, Karoo, de Steve Tesich, Pregúntale al polvo, de Fante, Homo fabber de Max Frisch, El gran cuaderno, de Agota Kristof, Las benévolas, de Jonathan Littell, Shutree, de Cormac MacCarthy, La conjura de los necios, de Kennedy Toole, Eta handik gutxira gaur (Y poco después ahora), de Eider Rodriguez, Lagun izoztua (El amigo congelado), de Sarrionandia, Hamaika pauso (Once pasos) de Saizarbitoria, Etiopia, de Atxaga, Baleen berbaroa (Voces de ballena), de Edorta Jimenez y la poesia de Koldo Izagirre, fundamentalmente Non
dago Basques' Harbour? (Donde está Basques' Harbour?).

¿Hay algún clásico con el que, por alguna razón, no hayas podido?
Muchos. No he podido con Cervantes, ni con Joyce, ni con muchos otros. Me lo tomo con calma.

¿Qué clásico que sabes que vas a disfrutar no has leído aún?
Moby Dick.

¿Hay algún tipo de libros que nunca leerías?
No soporto la literatura mala, y menos aún la literatura mala hecha con mala intención. La literatura política maniquea me asquea especialmente, y de eso aquí hay a toneladas, sobre todo la literatura de derechas (que a veces se tiene a sí misma como literatura de izquierdas).

¿Cuando viajas escribes?
Sí, porque el tren es uno de los lugares más pacíficos del planeta. Todo el mundo entiende, por una extraña razón, que el silencio es importante. No pasa en ningún otro lugar.

¿Te has encontrado alguna vez en un mercadillo o librería de viejo alguno de tus libros? 
¡Buena pregunta! Es una sensación contradictoria, porque el escritor quiere estar en todos lados, pero un mercadillo es un sitio de cosas abandonadas, de cosas que ya no sirven, por lo que a uno siempre le queda la angustia de saber porqué, qué pasó, como fue que ese lector no se enamoró del libro...

¿Has coincidido alguna vez con alguien por la calle o en el metro, leyendo uno de
tus libros?
Alguna vez. Es difícil mantener la compostura. Pero siempre me sucede que no me reconocen, lo cual es una suerte, porque... ¿qué le dices? ¿Gracias? Si fueras honesto tendrías que decirle: ¿Qué haces leyendo eso?, seguro que no has leído Shutree de Cormac MacCarthy, ¡corre y cómpralo! Pero, del mismo modo, piensas: ya está. Esto es lo que quería cuando estaba sentado delante del ordenador dando con la frase o con el detalle exacto...

¿Libro en papel o digital? ¿Tienes Kindle o algún tipo de lector electrónico?
Qué va, papel.


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28.10.12

El universo de Hanif Kureishi

Fotografía de Eamonn McCabe

"El gnomo de jardín con su parte inferior que muestra en el escritorio me lo regaló mi hijo. Tengo tres, dos gemelos de 13 años y uno de ocho, y casi todos los objetos que ves en las estanterías tienen que ver con ellos: no tienen ningún valor intrínseco pero me recuerdan en cierto modo de mis hijos."

"La mayoría de las fotografías también son de mis hijos. Y sobre la mesa hay una foto muy sexy de Kate Moss. Creo que todo escritor debería tener una foto de Kate Moss en su despacho como una inspiración. Kate es del sur de Londres como yo y, de hecho, como mi novia, también una chica de Croydon."

Fotografía de Eamonn McCabe
"Tengo miles de CDs porque siempre escucho música cuando escribo. Lo he hecho desde que era adolescente, cuando empecé a escribir en mi dormitorio en Bromley. El silencio me hace sentir bastante incómodo, nervioso."

"El recargado papel de la pared estaba en la casa cuando llegué aquí, y lo he guardado, de hecho, he luchado para mantenerlo, porque es como estar en un restaurante indio, y siempre quise pasarme toda la vida metido en un restaurante indio."

"La imagen en la parte inferior de la pared de una chica sentada es un retrato de mi madre, dibujado por una amiga suya en 1943. Junto a él, a la derecha, hay un retrato de mi padre dibujado por mi madre en 1954, el año en que yo nací. Y encima está mi nominación al Óscar para "Mi hermosa lavandería".

"No leo mucho. No tengo tiempo, pero sí acumulo muchos libros y los voy amontonando por todas partes. No me gusta deshacerme de los libros."

"Normalmente trabajo por la mañana, intento comenzar sobre las siete y trabajo hasta el mediodía. Después hago otras cosas. Tengo varias máquinas de escribir pero no consigo las cintas. Los ordenadores son una misericordia para los escritores, pero empujan a libros a que sean demasiado largos. Así que escribo a mano primero y después lo paso al ordenador. Escribo con una pluma, es un verdadero placer, muchos escritores son reinasde la pluma, te sorprendería ver cuántos escritores que son tipos duros no pueden esperar a hablarte de su nueva Mont Blanc."

Fuente: The Guardian

27.10.12

Tolstoi leyendo

vía: Lee

Fascinantes fotografías de China entre 1920 y 1930

Durante el siglo XIX, Louis-Philippe Messelier abandonó Francia para instalarse en Shangai, China, donde trabajó como fotógrafo de prensa para una revista francesa, además de mantener un negocio en el comercio de lana. Allí presenció espectáculos de calle excéntricos, trabajos en estudios de cine, paisajes increíbles, y también fotografió a la aristocracia local.


















Todas las imágenes son de: The Louis-Philippe Messelier Archive / Photography of China
Vía: Flavorwire

26.10.12

Documental: "La historia de Miles Davis"



Miles Davis fue indiscutiblemente uno de los músicos más grandes en la historia del jazz. Este documental de 2001 de la BBC Four traza el contorno de la extraordinaria vida de Davis: su infancia musicalmente precoz en St. Louis; su traslado a la ciudad de Nueva York después de graduarse de la escuela secundaria en 1944 (ostensiblemente a Julliard, pero realmente para sumergirse en la escena de club de jazz y conectarse con sus ídolos Dizzy Gillespie y Charlie Parker); su período temprano del bebop; su obra maestra, Kind of Blue; y su reinvención continua de sí mismo en la década de 1960 y 1970, cuando incorporó rock y funk como influencias en su música.

El documental "Las historia de Miles Davis" presenta entrevistas con muchas de las personas que mejor conocieron a Davis, incluyendo sus esposas y algunos de los grandes músicos que trabajaron con él, como Jimmy Cobb, Shirley Horn, Clark Terry y Keith Jarrett. La película también incluye entrevistas anteriores con Dizzy Gillespie y y el mismo Davis. 

Vía: Open Culture

18.10.12

Las lecturas de Imanol Galfarsoro

Fotografía de Joseba Barrenetxea Altuna 
Imanol Galfarsoro realiza investigaciones sobre la política de la diáspora, el multiculturalismo y el nacionalismo, especialmente aplicado  al caso vasco. Ha enseñado en la Facultad de Humanidades, Artes y Lenguas de la Universidad Metropolitana de Londres y en el centro de estudios vascos en la Universidad de Nevada, Reno (Estados Unidos). Es autor del Epílogo al libro de Slavoj Zizek iBienvenidos a tiempos interesantes!: Todo lo que siempre quisiste saber sobre Slavoj Zizek y nunca te atreviste a preguntarle a Imanol Galfarsoro” (Txalaparta, 2012: 153-184); en 2005 publicó "Kultura eta identitate Erbesteratuak" (Iruñea-Pamplona: Pamiela, 2005), que fue finalista del Premio Nacional de Ensayo 2006, y en 2008 "Subordianzioren Kontra" (Pamiela). Imanol acaba de terminar su doctorado de la Universidad de Leeds.  


¿Crees que la Literatura juega un papel importante a la hora de remover conciencias?

Sí, por supuesto y Jean Paul Sartre ya escribió sobre ello en “¿Qué es la literatura?” Pero nunca se sabe de dónde pueden surgir los revulsivos que transforman la conciencia individual que uno tiene de ‘estar en el mundo’ en conciencia colectiva, en quehacer emancipador orientado a ‘cambiar el mundo’. Cuando me adentré en los llamados Estudios Culturales anglo-sajones, fueron muchos los autores que me influyeron a la hora de entender mejor lo que es la cultura, de la que la literatura forma parte. Ahora bien, la cultura no es tan sólo el apéndice ‘civilizatorio’ de las ‘bellas letras’ o las ‘bellas artes’ en el sentido elitista del clasicismo europeo; la cultura, por lo tanto, tampoco es algo garantizado por el estado, la religión o las buenas costumbres en –la- sociedad). La cultura, ciertamente, es educación, en los dos sentidos de la palabra (formación y modales) pero también está relacionada con los ‘modos de vida’ de grupos socio-culturales concretos como podría ser la comunidad fronteriza galesa de donde provenía el gran Raymond Williams, crítico cultural, político y social genial si los hay y de cuyos libros destacaría como introducción a sus obras la colección de artículos “Resources of Hope”; pero, además, la cultura también son ‘los modos de lucha’ como los que J.P. Thompson destacaba en su “Formación de la clase obrera en Inglaterra” o la de los emigrantes caribeños y las diásporas de lo cual Stuart Hall trata(ba) en muchos de sus escritos (que, por otra parte, de paso, fueron cruciales a la hora de recuperar y re-interpretar la obra de Antonio Gramsci así como su concepto clave de hegemonía o la idea de lo nacional-popular en los 1980s). En este sentido, entonces, cualquier estudio sobre la cultura, o la literatura, que merezca la pena debe fundamentarse en lo concreto y debe estar propiamente contextualizado e ‘historizado’ como lo diría Fredric Jameson (always hitoricize) en su clásico libro “El inconsciente político”. Aunque al mismo tiempo siempre es aconsejable volver sobre nuestros pasos puesto que al hablar de cultura y literatura nunca se puede olvidar esa dimensión dialéctica de la crítica y muchas veces hay también autores más bien conservadores de los cuales se pueden extraer muy buenas lecciones. Ahí están por ejemplo las del poeta y ensayista TS Eliot en sus “Notas hacia la definición de la cultura”, o con anterioridad las del también poeta y crítico cultural del siglo XIX Matthew Arnold quien en “Cultura y Anarquía” nos vino con frases increíblemente sugerentes como esta: “La cultura es lo mejor que se ha pensado y dicho en el mundo”. Si bien el espíritu de esta frase era indudablemente elitista en sus tiempos, pienso que la letra se puede volver a leer hoy en día como un slogan emancipador. Sí, ya lo sabemos, la cultura no se puede entender sin su definición amplia asociada a la dimensión antropológica o sociológica, pero también es necesario mimar esa visión más ‘estrecha’ de la cultura relacionada con la estética y el arte. Entonces, la literatura, sí, en la medida que forma parte del arte y, por si esto fuera poco, el arte es así mismo según Alain Badiou uno de los cuatro procedimientos de la verdad junto a la ciencia, la política y el amor, pues entonces sí que juega un papel central a la hora de remover y sacudir conciencias.

¿Por qué crees que hay que leer?

Oh, no hay ninguna razón particular por la que haya que leer. Me refiero a leer libros. Conozco a mucha gente que lee muchas cosas (en ordenadores, periódicos, revistas, comics etc. etc.) pero vive tranquilamente y muy feliz sin leer libros y además tiene perfecto derecho a quejarse de ti si empiezas, por poner un ejemplo, a enchufarle diatribas intelectuales o filosóficas en el poteo con la cuadrilla. Ahora bien, el problema surge a otros niveles tal vez más militantes y concienciados políticamente, y ahí siempre tiendo a ponerme un poco nervioso con actitudes anti-intelectualistas primarias o también cuando, por poner otro ejemplo clásico, oigo la cantinela de que esto o lo otro no se entiende porque ‘es muy teórico’. iPues léetelo tres veces chico! O haz un esfuerzo para averiguar sobre la genealogía que se esconde detrás de esa teoría. Lo que sea. Pero no me seas filisteo. No, si nuestro objetivo compartido es crear ciertas condiciones de posibilidad para sacar adelante proyectos políticos de liberación, no acepto actitudes anti-teóricas, anti- artísticas o anti-intelectuales. Actúa, sí por supuesto, pero también piensa, contempla y lee.

¿Cómo empezaste a leer libros con peso político?

Mi toma de conciencia política es gradual y viene desde casa pero a nivel público se da en Arrasate-Mondragón, donde además de las co-operativas también se encuentra el manicomio de Santa Agueda, el antiguo balneario donde el anarquista Michele Angiolillo atentó mortalmente contra Cánovas del Castillo. La adolescencia de mi generación coincide con ese momento efervescente tras la muerte de Franco que dura unos dos años, tres máximo. A nivel subjetivo recuerdo que ese es el momento en el que nos las ingeniábamos para desviar la atención de las miradas de los granos de la cara a nuestros pies porque nos poníamos esos botones de militar enormes, que además eran falsos Doctor Martin de segunda mano. En términos más políticos recuerdo perfectamente como se tomó el edificio del sindicato vertical, que desde entonces y todavía hoy en día es sede de sindicatos y movimientos sociales. Recuerdo un día que estábamos ahí dentro y también con nosotros un ‘loco’ de Santa Agueda que estaba fuera de permiso pero decía que no quería volver más. ‘No te preocupes’ le respondimos, ‘puedes quedarte aquí’ y me fui corriendo a casa a unos cuatro kilómetros y volví con un saco de dormir plumífero que tenía y ahí se quedó y no sé lo que pasó después ni con él ni con el saco pero lo que sí sé es que ese pequeño acto práctico ya estaba más o menos conscientemente encuadrado en una teoría, porque estaba claro que aunque no le entendiéramos mucho a Michel Foucault sí sabíamos ya que había que luchar no sólo a favor de la amnistía para los presos políticos pero también para los presos sociales y también sabíamos que palabras y libros como “vigilar y castigar”, panóptico o “historia de la locura” constituían así mismo llamamientos directos a la acción concreta, allí en las calles de Mondragón a favor de los presos, a favor de los ‘locos’, etc.

¿Tienes algún primer libro o autor que te conmoviera entonces especialmente?

Bueno en lo político Foucault, desde luego, y otros autores de la nueva izquierda de entonces, los Situacionistas etc. que no te pienses, tampoco era como que pilláramos mucho pero como he dejado a entender antes, muy pronto llegó el famoso ‘desencanto’ y luego había esas palabra feas, ‘pasota’, ‘porrero’ etc. que fueron el San Benito que colocaron a nuestra generación, esa que era demasiado joven en el 68 y en las luchas anti-franquistas y que luego en el País Vasco, en concreto, sería ya demasiado vieja para cuando llegó el rock radical. El recuerdo que tengo es de unas lecturas muy contradictorias, todo bastante mezclado y muy caótico. Para poder fardar un poco había que leer poesía casi por obligación, Baudelaire, Whitman, Verlaine; luego había que leer la prosa sin pausa de Marcel Proust y la filosofía de Cioran y sus teorías del suicidio totalmente deprimentes que, desde luego, no servían para ligar; la famosa trilogía de Herman Hesse, ‘Siddharta’, ‘Demian’ y ‘El lobo estepario’; Italo Calvino y su mundo de aristócratas alegóricos; con la generación beat disfruté muchísimo, las road novels de Jack Kerouac, la poesía místico-budista de Alain Ginsberg, y sobretodo con William Burroughs. Bueno, con Burroughs recuerdo perfectamente su libro “Yonqui", que me impresionó e impactó mucho porque no te daba ninguna opción a disfrutar con esa estética de la heroína que funcionaba un poco alrededor mío. Vaya mierda la heroína y vaya estragos que hizo… y luego tampoco es como que las borracheras decadentes y la inmensidad de polvos fallidos en los libros de Charles Bukowski te sirvieran de alternativa. Retrospectivamente entonces, todo un magma de lecturas muy contradictorias pero me imagino que iba unido a esa época de crecimiento y descubrimiento de uno mismo. Muy individualista pero a la vez con un contexto o un background, el vasco en particular, que a mi me sirvió como contrapeso político para acercarme a los movimientos sociales, al feminismo, al movimiento anti-nuclear etc. etc. Ah, me viene a la cabeza “Desobediencia Civil” de H. D. Thoreau que ya entonces me dejó un poco mosca. Me recordaba a esa amiga hippy que cada día controlaba con un péndulo las vibraciones de la comida en el frigorífico, hoy el queso tiene buena onda pero el yogurt no y, claro, tampoco vacunaba a sus hijos. Como Thoreau, por supuesto, después de todo, por qué iba a trabajar 8 horas como todos los demás para pagar una casa o un billete de tren si podía vivir en un chabola y además en 8 horas podía hacer ese mismo recorrido andando! iYa! Ya sé que el de-crecimiento es una opción de futuro pero sólo lo será como alternativa colectiva al desarrollismo no como solución individual. En ese respecto el libertarianismo me defraudó bastante y pronto, y también todo ese eco-misticismo orientalista de la cultura alternativa que vendrá más tarde a reconstituirse como suplemento benigno del individualismo liberal bajo la forma del new age y la medicina holística.

A los jóvenes que comienzan a despertar, ¿qué lecturas les recomendarías? ¿Por dónde empezar?

Nada, no les recomiendo nada. Que se busquen la vida. Pero sí recomiendo una cosa a maestros y profesores y es que los alumnos en las escuelas y los estudiantes en las universidades merecen que se les de la mejor educación posible, que se les enseñe lo mejor que se ha pensado, dicho y escrito en el mundo. También entiendo que haya discusiones y discrepancias sobre que es lo mejor en el mundo pero creo que además de Arnold algo parecido ya lo dijo también Max Weber instando a los profesores a que dejaran sus ‘fantasías’ revolucionarias a un lado a la hora de enseñar, y yo también soy participe de esa otra ‘fantasía’ del universitas entendido como espacio ‘sagrado’ reservado a la difusión del conocimiento. Ya sé que la cosa se queda abierta a muchos malentendidos pero ahí lo dejo y si hay todavía algún profesor ‘crítico’ por ahí que esté ‘avergonzado’ de su posición ‘privilegiada’ por enseñar en la universidad que lo deje, se pille una charrasca y se vaya a luchar con los naxalitas maoístas a India.

¿Podrías hacerme un breve recorrido por tu estantería de contenido político o filosófico?



Me pones en un aprieto porque me obligas a revelar mi dimensión fetichista. Pensándolo bien mi estantería está (des)organizada por décadas. De finales de los 70 que sería mi época callejera, por decirlo de alguna manera, todavía guardo todo un montón de revistas alternativas y ecologistas (ajoblancos, bicicletas, ozonos, askatasunas… ) y también una buena colección de libros de bolsillo de Anagrama (Marcuse, Baudrillard, Debord, Lefebvre…). Luego ya las décadas van ordenándose por estudios y momentos profesionales: en los 80 en Francia hice Hispánicas en la Universidad de Toulouse y Estudios Vascos en la universidad de Burdeos, por correspondencia, y ahora mismo todavía tengo guardada toda una pila de libros de historia, historia de la literatura y de la lengua, lingüística etc., y prácticamente todos los clásicos, de Garcilaso y Axular hasta Racine, y iqué fuerte!, acabo de encontrarme con ‘Las Cartas Marruecas’ de Cadalso el copycat español de ‘Les Lettres Persanes de Montesquieu, con un montón de apuntes. Curiosísimo. No me extraña que en los 90 me diera por adentrarme en todos esos debates sobre la modernidad y la posmodernidad. Viví en Londres bastantes años y he guardado muchos libros sobre los estudios culturales, post-coloniales, subalternos, sobre los feminismos de la segunda ola, estudios de la diáspora, mucha teoría cultural y teoría crítica, libros sobre la globalización, el nacionalismo, el multiculturalismo y la identidad o sobre el cuerpo que fue también tema clave, los cyborgs, la biopolítica... En fin. Y luego con eso del eterno retorno dialéctico que mencionaba antes, aunque ahora a la inversa, me estoy haciendo viejo pero parece que no conservador y la mayor parte de los últimos 10 años me los he pasado de regreso o ¿quién sabe? igual hasta de regresión ideológica en busca de la nueva idea o hipótesis comunista. Sea lo que sea, sigue siendo un placer leer no ya a gente como Zizek o Badiou pero también a clásicos de la autonomia como Toni Negri y demás después de 2/3 largas décadas más bien malas para el pensamiento radical y buenas para ex-izquierdistas diletantes. Y si no, no tienes más que ver cuanto antiguo trosko y mao y marxistas-leninista 68ero y anti-franquista de la misma generación ha acabado de asesor en el gobierno vasco con eso de que sí, por supuesto que yo sigo estando a favor de la democracia participativa e incluso radical pero iojo! siempre en contra de la violencia etc. etc. Me alegra mucho que el tiempo de los Bellas Almas angelicales e inocentes sin pecado concebidos se esté acabando. Pero para que veas que uno también es heterodoxo como Dios manda, faltaría más, en medio de tanto libro ordenado por disciplina y década, varias ‘categorías anómalas’, como diría la antropóloga estructuralista Mary Douglas, se han cruzado en mis lecturas. Recuerdo que, en Francia, por ejemplo, me devoré un montón de novelas sobre el detective superintendente San-Antonio y algunos trabajillos multiculturalistas avant la lettre de François Cavanna como ‘Les ritals’ o ‘Les russkoffs’, aunque de todos modos, ya entonces me parecía que toda esta peña alrededor de la revista Charli Hedbo, o incluso gente ‘bohemia’ como Serge Gainsbourg y compañia actuaban un poco como los bufones oficiales del rey. Luego en Londres me empezaron a dar arrebatos de perversión fetichista y por ahí me dí la regla de leerme las novelas escritas en EEUU por orden cronológico en mis horas de metro, y así lo hice desde el “Moby Dick” de Melville hasta John Dos Pasos, lo recuerdo, porque luego ahí me planté al descubrir a Tony Morrison y acabé leyéndome todas sus novelas, y luego también sus escritos críticos sobre el feminismo de las mujeres de color.

¿Qué libros tienes ahora mismo en tu mesilla de noche?

Ah, en el asunto de las lecturas de noche la norma que me he impuesto es: ‘crítica en euskera’. Ahora mismo llevo bastante tiempo con ‘Moroak gara behelaino artean?’ de Joseba Sarrionandia y ‘Azken egunak Gandiagarekin’ de Joxe Azurmendi pero voy lento porque además son unos libros bastante potolos.

¿Me recomendarías tres libros?

A ti no, que todavía eres joven. iBúscate la vida! A estos antiguos ex-rojos siempre-progres a los que me refería antes sí, tres que son como la santísima trinidad del (post)-Marxismo actual: La razón populista de Ernesto Laclau, Violencia de Slavoj Zizek y Elogio al Amor de Alain Badiou, que les recomendaría lo leyeran junto con su Etica, porque los dos son muy cortitos se complementan muy bien, y ¿quién sabe? igual hasta les hace reflexionar sobre lo dogmáticos e intransigentes que han sido, y siguen siendo, con los temas de la democracia y los derechos humanos, entre otros. Por cierto, con eso de que a los vascos nos gusta bastante gozar el síntoma de nuestra excepcionalidad cultural, ¿sabías que la Etica de Badiou se tradujo antes al euskera que al español o incluso al inglés? iPues eso pues!


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13.10.12

esta mañana...

Esta mañana he decidido creer en dios. Pero cuando he ido al cuarto de baño, me he encontrado un letrero escrito en el espejo que decía: "soy yo el que no cree en ti". Y la verdad, me ha quitado un peso de encima.

el lobo

Hay días que me siento un poco caperucita. Hoy, sin ir más lejos, tengo ganas de cruzarme con un lobo, darle un buen par de hostias y pegarme un revolcón con ese pedazo de leñador.

vivir sola

Me he cruzado con un chico y de pronto me he imaginado viviendo con él. Viviendo desde hace tiempo. En una casa con mucha luz y desordenada. Con todos mis libros, su música, mi perro, su ropa... Levantándome por las mañanas corriendo a tomar el café, intentando no hacer ruido para no despertarle y tener que soportar su habitual mal aliento y sus ganas de discutir. Pero le he despertado. Y sí, hemos discutido. Y estoy tan harta de todo esto que ya casi no recuerdo cómo era vivir sola. Me entran tantas ganas de recordarlo que pego un portazo y me vuelvo a mi casa. A vivir sola. 

velocidad

La profesora más rápida del mundo escribiendo con tiza se fija en el profesor más rápido aparcando. Se acuestan el día más corto del año y ella tiene el embarazo más largo jamás contado. El niño nace y crece en un tiempo récord. Desarrolla un olfato fuera de lo común y descubre demasiado pronto que la vecina de enfrente es capaz de tener un orgasmo solo con mirar. Se enamoran en cuestión de segundos, se casan y no pueden tener hijos porque, si él se acerca, ella se pone a suspirar. Gime, resopla. Se dan cuenta en seguida, van a tener que adoptar.

12.10.12

15 títulos de crédito del cine que se han convertido en iconos

'The Man With the Golden Arm', de Saul Bass (1955)


'Vertigo', de Saul Bass (1958)


'Anatomy of a Murder', de Saul Bass (1959)


'North by Northwest', de Saul Bass (1959)


'Dr. No', de Maurice Binder (1962)


'To Kill A Mockingbird', de Stephen Frankfurt (1963)


'Dr. Strangelove', de Pablo Ferro (1964)


'Goldfinger' de Robert Brownjohn (1965)


'Made in U.S.A.' de Jean-Luc Godard (1966)
'Thomas Crown Affair', de Pablo Ferro (1968)


'Se7en', de Kyle Cooper (1995)


'Catch Me If You Can', de Kuntzel + Deygas (2002)


'Napoleon Dynamite', de Jared Hess (2004)

El vídeo se puede ver aquí.

'Io sono l'amore', de Marco Cendron (2010)
IO SONO L'AMORE - Opening titles sequence from POMO on Vimeo.

'Enter the Void' de Tom Kan (2010)



'Pull My Daisy': película de 1959 protagonizada por por Jack Kerouac y Allen Ginsberg

10.10.12

La firma de Albert Camus


El manuscrito de 'Virginia', de T.S.Eliot. 1959.


Curso: Crea y diseña tu propio blog

¿Quieres tener un blog y no sabes por dónde empezar?
Empieza con nosotros. Desde la primera clase crearás tu propio blog, y en solo dos semanas sabrás cómo manejarte con él, cambiarle el diseño, compartir tus fotos, tus vídeos, tus proyectos, tus trabajos... Por fin tendrás tu espacio propio en internet. A tu gusto, ya sea personal o empresarial 

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¿En qué consiste?

Día 1. Cómo crear un blog de acuerdo a tus necesidades.
Tipos de blogs. Terminología.
Cómo usar las herramientas básicas para publicar un texto sencillo.
Objetivo del día: Crearemos nuestro blog y lo pondremos en marcha. 2 horas

Día 2. Diseñar tu propio blog. (1)
Diseños posibles, colores, tipografías.
Cómo usar las herramientas básicas para publicar una imagen o un vídeo.
La estructura del blog: ¿Qué podemos cambiar?
Objetivo del día: Comenzaremos a cambiar el diseño de nuestro blog para que se ajuste a nuestras necesidades, y nos familiarizaremos con todas las opciones de publicación, estrenándonos con varios posts con fotos y vídeos. 2 horas

Día 3. Diseñar tu propio blog. (2)
Diseños posibles, colores, tipografías, estructuras.
Cómo incluir gadgets e imágenes en el diseño de tu blog.
Objetivo del día: Aprenderemos a incluir gadgets, etiquetas, páginas y otras secciones en la estructura de nuestro blog. 2 horas

Día 4. Practicar y aprender de los errores
Consejos prácticos para obtener más visitas y para un mejor posicionamiento de tu blog en Google. Cuál es la frecuencia deseada para escribir en tu blog.
Veremos ejemplos de lo que nunca hay que hacer en un blog: cuidado con los banners, la música estridente, la extensión de los textos...
Objetivo del día: Conoceremos todas las posibilidades de nuestro blog. Si necesitamos crear uno nuevo desde el principio, ya sabemos cómo hacerlo. 2 horas
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Horario: Lunes y miércoles, de 19 a 21 horas (orientativo)
Precio: 80 euros