12.1.11

Entrevista a Juan Bonilla




Estamos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2006, México. Mientras esperamos a que aparezca el resto del equipo para poder grabar la entrevista, cotilleamos. La feria está llena de gente, sobre todo de chavales, todos muy curiosos, pidiendo a los autores que les dediquen sus libros. Hasta que se corre la voz de que ha entrado en la feria el actor Gael García Bernal, y una enorme avalancha de niñas vestidas con uniforme de distintos colegios, corren, arrasando a su paso varias estanterías de libros. Bonilla y yo empezamos a reírnos, imaginando que de pronto estuviéramos en un lugar donde los niños corrieran tras un editor, como verdaderos devotos: "¡Eh! ¡Usted! ¡Le sigo desde aquella maravillosa edición de García Márquez! ¡Por favor, un autógrafo!". En fin. Empiezo la entrevista con las típicas preguntas de rigor, sobre la feria, y sobre el año literario, ya que esto va para un programa especial sobre lo ocurrido en el 2006. Después, termino convirtiéndolo más en una anti-entrevista:


¿Qué te parece que Andalucía sea el invitado de honor de la feria este año?


Nuestro estatuto por aprobar todavía dice que somos una realidad nacional. Yo, más allá de que seamos una nación o no, que me da exactamente igual, sí creo que somos una “noción”. Andalucía en cierto sentido sí es una noción y obviamente eso se nota o debe notarse en algunos rasgos de su literatura. Una literatura que yo creo que en estos momentos es bastante rica en todos los géneros. Y como ya llevo algún tiempo dedicándome a esto de escribir, inevitablemente conozco a muchos escritores andaluces y muchos de ellos son amigos. Y curiosamente hace mucho que no coincidimos en Andalucía y sin embargo nos vamos a reencontrar aquí en Guadalajara. Así que es para mí estupendo encontrarme con gente como Antonio Soler, Felipe Benítez Reyes, o Joaquín Pérez Azaústre. Gente a la que aprecio y admiro, y a la que me encanta que nos una esa noción de ser andaluces.


¿Qué autores latinoamericanos te interesan?


Yo creo que el mapa latinoamericano es tan inmenso, tan complicadísimo además, que sea cual sea la facción de literatura que te interese, siempre hay nombres que representarán tus gustos. Los míos están bastante bien representados por algunos autores a los que hace bastante tiempo admiro. En novela, por ejemplo, el argentino Alan Pauls, que creo que también ha estado por aquí, por Guadalajara, me parece un excelente novelista; el periodista Martín Caparrós, que me parece un excelente periodista; de los mexicanos, Guillermo Fadanelli me parece un nombre muy importante; me interesa mucho el nuevo periodismo que se está haciendo en Perú con la revista Etiqueta Negra, que me parece que es un milagro del periodismo justo en un tiempo en que el periodismo es cada vez menos periodismo y cada vez más mera empresa. En fin, yo creo que Latinoamérica aporta un montón de riqueza y un montón de nombres como los que he dicho, y muchos otros si fuera país por país.


Recomiéndame dos títulos de la feria.


La verdad es que llevo muy poco tiempo y no he podido ver los títulos de por aquí. Me parece que Guillermo Fadanelli ha publicado una novela breve nueva en Anagrama y me parece un autor interesante desde La otra cara de Rock Hudson. Y luego me parece muy interesante el rescate que va a hacer Seix Barral de un escritor oscuro, raro, como Bernard Traven, el de El tesoro de Sierra Madre que hizo Humphrey Bogart en su momento, y que me parece un novelista que está muy bien que redescubramos, un clásico, me parece un novelista muy potente.


¿Qué señalarías del 2006?


El 2006 en la cuestión de los premios literarios, yo creo que ha sido lo de siempre. A ver. Los premios literarios, incluso cuando aciertan, hay que poner todas las dudas sobre ellos, porque van contra las matemáticas. Si fuéramos justos, el que quedó segundo el año pasado tiene que quedar primero este año. El que quedó segundo en el Nobel del año pasado, durante este año no ha hecho nada que le perjudicara como para no ganar, y sin embargo este año lo ha ganado alguien que no estaba en las listas de ningún año anterior. Es un premio político. Seguramente igual que el Cervantes que, en fin, en el momento en que grabo estas palabras, no se sabe a quién se lo van a dar, pero seguramente será un premio político, como aquel premio que le dieron a José Jiménez Lozano cuando Aznar gobernaba, porque era el autor favorito de Aznar. Entonces, literariamente es muy difícil opinar sobre ellos.


Sobre otros premios literarios sí se puede opinar. Por ejemplo, el último Planeta, Álvaro Pombo, que todo el mundo ha saludado como una excelente noticia para la Literatura. Al parece, la excelente noticia es que un autor de prestigio como Álvaro Pombo pueda vender 300.000 ejemplares. Otra vez es lo de siempre, mezclamos los números con las merinas, por hacer un juego de palabras bastante bobo. Entonces me parece destacado que le hayan dado el Planeta a un autor tan literario como Álvaro Pombo por una novela tan mala, a la que todo el mundo ha saludado como una obra maestra y a mí realmente me ha parecido la peor novela de Álvaro Pombo y una de las peores que he leído este año. 


Lo habrán hecho para curarse en salud, después de lo que ocurrió el año pasado.


Exactamente. Esta cosa del patético espectáculo del año pasado. Y ahora esto como para corregirse, no? Entonces, lo premios literarios, mientras jueguen a esa cosa de la actualidad, es muy difícil esperarse algo de ellos.


Este año, además, han surgido nuevas editoriales.


Sí, uno de los referentes del mundo literario español en este momento es precisamente el auge de las editoriales pequeñas, que demuestra dos cosas: Por un lado, que cuando se habla de crisis, quienes hablan de crisis son los grandes grupos. Es decir, quienes se pueden dar el batacazo con apuestas casi siempre absurdas y millonarias que no tienen resultado, precisamente por lo absurdas que son. Pero, por otra parte, está surgiendo todo ese movimiento de editoriales pequeñas, de las que yo destacaría Ediciones del Rey Lear, que hace unos libros muy bonitos: o Gadir, que ha recuperado nada menos que a Dino Buzzati, que es uno de los autores del 2006 para mí, no sólo por El desierto de los tártaros y por El gran retrato, sino también por una novela que recomiendo, que es un cómic, Poema en viñetas; y Periférica, una editorial de Extremadura que hace unos libros muy bonitos. A parte de las clásicas independientes Acantilado y Pre-textos. El panorama me parece riquísimo en ese sentido.


En cuanto a poesía, muy importante la recopilación de la poesía de Raymond Carver.


¿Conoces a los autores del crack mexicano?


En literatura, casi por naturaleza, hay que desconfiar de los grupos. Me parece que en casi todos los grupos hay uno que es excelente y el resto del equipo se aprovecha de la excelencia de ese uno. No conozco demasiado bien a la gente del crack, pero evidentemente yo creo que el nombre más poderoso es Volpi, que me parece un escritor de largo aliento.


¿Cuál sería tu canon?


Yo siempre he pensado que la literatura, de alguna manera, es una especie de carrera de relevos y que uno puede elegir equipos y figurar en una tradición determinada sin que eso quiera decir que desprecie a los demás corredores que no son de su equipo. Entonces yo, por limitarme al siglo XX, la gente que me interesa es gente que lo ha dado todo, gente que se ha arriesgado, y se ha arriesgado hasta el punto de darse tremendos batacazos. Te estoy hablando de James Joyce, que es el autor de una obra genial como es el Ulises, y luego se da un batacazo con Finnegan’s wake. Pero me encanta esa ambición, ese pegarse el batacazo, ese tirarse de un rascacielos. Entonces, bueno, los autores que me interesan van por esa intensidad. Me parece que son autores a los que a uno le gustaría parecerse. Y ahí están nombres como Nabokov, o autores más recientes como Martin Amis, que me parece uno de los autores más poderosos de este momento y que nunca está en las quinielas para ningún premio.


¿Y te atreverías a hacerme un anti-canon?


(Se ríe) Hombre, en España un anti-canon es bastante fácil de hacer. Nuestra Historia de la Literatura está hecha por gente que parecía estar contra la literatura, en muchos sentidos. A mí me parece que hay autores abominables que todos consideramos , o que en España se consideran, grandes clásicos y que a mí me parecen verdaderamente ridículos. Por poner algún ejemplo, Azorín. A mí me parece el escritor más ridículo del mundo, con ese estilo suyo: “¿Qué tenemos aquí? Un libro ¿Dónde hemos conseguido este libro? En una librería ¿Quién nos lo ha traído? El cartero”. Este tipo de cosas que a los críticos parece que les encanta. Y que a mí realmente me parece la anti-literatura absolutamente.


Luego hay muchísimos nombres que, aprovechándose precisamente de esta jerarquía de los grupos literarios, han conseguido que nos interesemos en ellos cuando a mí me parecen realmente muy, muy menores. Y de eso, la generación del 98 y la generación del 27 están llenas. La generación del 27 es una generación en la que hay una gran voz como la de Cernuda, luego una voz muy arriesgada como la de Lorca, pero luego hay un montón de poetas menores que, sin embargo, se estudian como clásicos. Y luego viene Franco con las rebajas, y ahí tenemos a Camilo José Cela, que todavía se estudia como el novamás, cuando a mí me parece un escritor de una mediocridad importante.


Y para terminar, ¿con qué clásico no has podido?


Fíjate que Finnegan’s wake a mí me parece un libro super divertido en su derrota. Hay un libro que está admitido como uno de los grandes clásicos del siglo XX y que yo lo he intentado leer muchas veces y no he podido. Me parece verboso. Es El hombre sin atributos, de Musil. A lo mejor es defecto mío, no te estoy diciendo otra cosa. Pero me resulta completamente imposible llegar a él. Y en la literatura española hay algunos libros que no he conseguido penetrar en ellos como al parecer sería obligatorio para un escritor español. Por ejemplo, la trilogía de Juan Goytisolo, Juan sin tierraSeñas de identidad... he pasado por ella yo creo que sin enterarme.

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